Investigadores de la Universidad española de Barcelona (UB) han descubierto una nueva estructura anatómica del tobillo con la identificación de unas nuevas fibras, descartadas habitualmente en las disecciones anatómicas, que son en realidad un nuevo ligamento de la parte lateral.
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Estos resultados, publicados en la revista científica Knee Surgery, Sports Traumatology, Arthroscopy, cambian la comprensión de esta articulación y podrían explicar por qué muchos esguinces de tobillo continúan produciendo dolor incluso meses o años después de la lesión inicial.
Según los manuales de anatomía, los ligamentos de la articulación del tobillo son unas estructuras que se encuentran agrupadas en dos grandes complejos ligamentosos.
Son el ligamento colateral lateral -formado por tres ligamentos que son independientes entre sí- y el ligamento colateral medial o ligamento deltoideo.
En este nuevo estudio científico, los investigadores han definido una nueva estructura anatómica en el tobillo: el complejo ligamentoso fibulotalocalcáneo lateral (LFTCL, en inglés).
Este equipo científico está especializado en la anatomía del sistema musculoesquelético, y está integrado por los profesores de la Facultad de Medicina Jordi Vega, Francisco Malagelada, M. Cristina Manzanares y Miquel Dalmau.
Complejo ligamentoso fibulotalocalcáneo lateral
Según Dalmau, los ligamentos laterales del tobillo son los que se lesionan más a menudo, especialmente a causa de los esguinces. Además, muchas de las personas que lo sufren tienen molestias que se alargan en el tiempo, con tendencia a reproducirse, lo que hasta ahora no se ha podido explicar médicamente.
Esta falta de explicación fue la clave para cambiar el modo de abordar la disección de los ligamentos, y entonces nos dimos cuenta de que unas fibras de conexión entre ligamentos eran eliminadas de forma habitual (en las intervenciones quirúrgicas) porque se pensaba que no formaban parte del ligamento, detalló Dalmau.
La disección cuidadosa de la cápsula articular del tobillo también ha permitido identificar por primera vez el componente intraarticular del ligamento talofibular anterior.
Según el estudio, este ligamento estaría formado por dos fascículos (haz de fibras), uno superior y uno inferior, que se encuentran respectivamente dentro y fuera de la articulación.
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Este hallazgo nos hace pensar que el comportamiento después de una lesión será similar al de otros ligamentos intraarticulares, como el ligamento cruzado anterior de la rodilla, que no son capaces de cicatrizar por sí solos cuando se rompen, lo que hace que la articulación quede inestable y requiera en muchos casos una intervención quirúrgica, concluyó el investigador.